La hipoacusia es más compleja de lo que parece. ¿Sabías que existen diferentes tipos de pérdida auditiva? Existen varios tipos de hipoacusia, cada una tiene sus propias particularidades y requiere un enfoque diferente. ¡Explora con nosotros el mundo de la hipoacusia y descubre cuál es tu caso!
Existen, básicamente, 3 tipos de hipoacusia más comunes y uno que es menos frecuente.
Hipoacusia Neurosensorial
La hipoacusia o pérdida auditiva neurosensorial se cree que es el tipo más común y representa la mayoría de todas las pérdidas auditivas. Se puede deber a algún problema de la cóclea, el nervio auditivo o el sistema nervioso central. Los pacientes con pérdida auditiva reciente, deben ser investigados y sometidos a una evaluación audiométrica completa por un especialista o grupo de especialistas, dependiendo de la complejidad del caso.
Se produce cuando hay un problema en la parte interna del oído o en el camino que lleva el sonido al cerebro. Es como si hubiera un cortocircuito en el sistema de sonido de tu cuerpo. Esto puede hacer que sea difícil entender lo que dicen las personas, incluso si hablan fuerte.

Las causas más comunes de la hipoacusia neurosensorial son:
- Congénito – sindrómico y no sindrómico
- Presbiacusia: Como se le conoce a la sordera en personas mayores.
- Pérdida auditiva inducida por ruido.
- Lesión en la cabeza.
- La enfermedad de Ménière.
- Ototoxicidad: aminoglucósidos, diuréticos de ASA, algunos agentes quimioterapéuticos
- Condiciones sistémicas: meningitis, diabetes
- Schwannoma vestibular: que es un tipo de tumor intracraneal.
- Otros: autoinmune, barotrauma, fístula perilinfática
La pérdida auditiva congénita, que mencionamos en la sección de Causas de la hipoacusia, casi siempre es de naturaleza neurosensorial y puede tener diversas causas. En bebés, las causas infecciosas congénitas como el citomegalovirus son raras y las causas más comunes son genéticas. Hay muchos síndromes genéticos con pérdida auditiva como componente, y el desarrollo de hipoacusia neurosensorial en la infancia, justifica un estudio exhaustivo.
Hipoacusia Conductiva
La pérdida auditiva conductiva ocurre cuando hay algún problema para suministrar energía sonora a la cóclea, la parte auditiva del oído interno; es decir, cuando algo bloquea el camino del sonido dentro del oído. Las causas más frecuentes de la pérdida auditiva conductiva incluyen obstrucción del canal auditivo, un agujero en el tímpano, problemas con tres huesos pequeños en el oído o líquido en el espacio entre el tímpano y la cóclea. Afortunadamente, la mayoría de los casos de pérdida auditiva conductiva tiene solución.

Síntomas de la pérdida auditiva conductiva
Los síntomas de la pérdida auditiva conductiva pueden variar según la causa exacta y la gravedad (ver más abajo), pero pueden incluir o estar asociados con:
- Audición amortiguada o apagada.
- Pérdida auditiva repentina o constante.
- Sensación completa o “sofocante” en el oído.
- Mareos
- Drenaje de la oreja
- Dolor o sensibilidad en el oído
¿Qué causa la pérdida auditiva conductiva?
La pérdida auditiva conductiva ocurre cuando se bloquea el movimiento natural del sonido a través del oído externo o medio y el sonido completo no llega al oído interno. La pérdida conductiva de las estructuras exteriores del oído puede deberse a:
Tapón de cerumen: Tu el cuerpo normalmente produce cerumen. En algunos casos, puede acumularse y bloquear completamente el canal auditivo y provocar pérdida de audición.
Oreja de nadador: También llamada otitis externa, es una infección en el canal auditivo que a menudo se relaciona con la exposición al agua o el uso de hisopos de algodón.
Cuerpo extraño: Esto es muy común en niños, cuando se introducen en el oído objetos pequeños, como cuentas y frijoles, etc., pero también se puede dar en adultos con mayor frecuencia por accidente, como cuando un insecto entra en el oído.
Lesiones óseas: Se trata de crecimientos óseos no cancerosos en el canal auditivo, a menudo relacionados con la natación en agua fría.
Defectos del canal auditivo externo, conocidos como atresia auditiva: Esto se observa con mayor frecuencia al nacer y a menudo se acompaña con una malformación del oído externo, llamada microtia.
Líquido o infección del oído medio.
Problemas con el tímpano: Como perforación, rigidez, retracción. Cambios bruscos de presión, como al bucear o volar, pueden dañar el tímpano.

La pérdida conductiva asociada con las estructuras del oído medio incluye:
Líquido o infección del oído medio: El espacio del oído medio normalmente contiene aire, pero puede inflamarse y llenarse de líquido (otitis media). Una infección activa en esta zona con líquido se llama otitis media aguda y suele ser dolorosa y provocar fiebre. La otitis media serosa es la presencia de líquido en el oído medio sin infección activa. Ambas condiciones son comunes en los niños. La otitis media crónica se asocia con una secreción duradera del oído y/o daño al tímpano o a los huesos del oído medio (ósculos).
Colapso del tímpano: Un desequilibrio grave de presión en el oído medio puede deberse a un mal funcionamiento de la trompa de Eustaquio, lo que provoca que el tímpano colapse sobre los huesos del oído medio.
Agujero en el tímpano: Un agujero en el tímpano, conocido también como membrana timpánica, puede ser causado por un traumatismo, una infección o una disfunción grave de la trompa de Eustaquio.
Colesteatoma: Es un pequeño saco lleno de piel que crece detrás del tímpano. Ese es, en esencia, un colesteatoma. Es como un quiste que va creciendo lentamente y puede dañar las estructuras del oído medio, incluyendo los huesecillos que transmiten el sonido.

Daño a los huesos del oído medio: Esto puede deberse a un traumatismo, infección, colesteatoma o un tímpano retraído.
Otosclerosis—Esta es una enfermedad hereditaria en la que el estribo o el estribo del oído medio se fusiona con los huesos que lo rodean y no vibra bien. Afecta a poco menos del uno por ciento de la población y ocurre en mujeres con más frecuencia que en hombres.
Hipoacusia Central
Entre los tipos de hipoacusia, la hipoacusia central es un tipo de pérdida auditiva menos frecuente, que no se debe a un problema en el oído en sí, sino a una alteración en las vías auditivas del sistema nervioso central (cerebro). En este caso, el oído puede funcionar correctamente y captar los sonidos, pero el cerebro tiene dificultades para procesar o interpretar la información auditiva. Este tipo de pérdida auditiva causada por una alteración en las vías auditivas del sistema nervioso central, específicamente en los núcleos auditivos del tronco encefálico, el tálamo o la corteza auditiva del cerebro. A diferencia de la hipoacusia neurosensorial, donde el problema está en el oído interno o el nervio auditivo, en la hipoacusia central la lesión se encuentra en las estructuras cerebrales encargadas de procesar los sonidos.

Causas de la Hipoacusia Central
Las causas suelen estar relacionadas con daños o alteraciones en las áreas del cerebro responsables del procesamiento auditivo. Algunas de las causas más comunes incluyen:
Lesiones cerebrales: Traumatismos craneoencefálicos, como golpes o accidentes.
Enfermedades neurológicas: Esclerosis múltiple, tumores cerebrales o enfermedades degenerativas.
Accidentes cerebrovasculares (ACV): Pueden afectar las áreas del cerebro que procesan el sonido.
Infecciones: Meningitis, encefalitis u otras infecciones que afecten el sistema nervioso central.
Problemas congénitos: Malformaciones o alteraciones en el desarrollo del sistema auditivo central durante el embarazo.
Envejecimiento: En algunos casos, el deterioro cognitivo asociado con la edad puede afectar la capacidad del cerebro para procesar sonidos.
Síntomas de la Hipoacusia Central
Los síntomas pueden variar según la gravedad y la causa, pero los más comunes incluyen:
- Dificultad para entender el habla, especialmente en entornos ruidosos.
- Problemas para localizar la fuente de un sonido.
- Dificultad para seguir conversaciones rápidas o complejas.
- Sensación de que los sonidos están distorsionados o son confusos.
- Fatiga auditiva, ya que el cerebro trabaja más para procesar los sonidos.
El diagnóstico de la hipoacusia central puede ser complejo, ya que los exámenes auditivos tradicionales (como la audiometría) pueden mostrar resultados normales, ya que el oído funciona correctamente. Para detectarla, se suelen utilizar pruebas especializadas, como:
Potenciales evocados auditivos: Miden la actividad eléctrica del cerebro en respuesta a los sonidos.
Pruebas de procesamiento auditivo central (PAC): Evalúan cómo el cerebro interpreta los sonidos.
Resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC): Para identificar lesiones o anomalías en el cerebro.
Como ves, los tipos de hipoacusia más frecuentes son la neurosensorial, la conductiva y la mixta. Pero existe también otra menos frecuente que ocurre cuando hay alguna alteración del sistema nervioso central y no del oído en sí, que se denomina hipoacusia central. Por ende, es de vital importancia el diagnóstico correcto para enfocarse en el tratamiento más eficaz en cada caso particular.